La economía del futuro, fuera de la agenda política argentina
Los candidatos en estas elecciones legislativas, tanto del oficialismo como de la oposición, y salvo raras excepciones, miran los problemas del pasado para justificar que con este presente no tenemos futuro. Sin embargo, no reflexionan sobre los datos del presente traídos del pasado con malas gestiones que nos vienen dejando cada vez más a la cola de la salida para nuestro país.
De acuerdo a un Informe de Ieral –que tomó el Índice MSCI hasta mediados de 2021 y mide la capitalización bursátil global, unos USD 66.866 miles de millones, equivalente a casi el 70% del PIB global estimado para el año– los sectores sobre los que los inversores a nivel global apuestan con compra de acciones no serían en los que Argentina está bien.
Dentro de los sectores que más crecen a nivel global en el período 2017-2021 se encuentran:
1 – Medios y Entretenimiento: que pasó de 2,4% en 2017 a 7,3% en 2021, un aumento de 4,9 puntos porcentuales.
2 – Semiconductores (chips): que pasó de 2,8% a 5,1%, una mejora de 2,3 puntos porcentuales.
3 – Ventas minoristas (traccionadas por comercio electrónico): incrementó su participación de 3,5% a 5,8 por ciento
4 – Tecnología: crecimiento de 1,5 por ciento
5 – Equipamiento sanitario: 1,1 por ciento
6 – Software y servicios: 1 por ciento
Lo más llamativo es que dos de los sectores que caen son los que Argentina tiene una fuerte dependencia: Alimentos y Tabaco, 1,5 por ciento, y Energía, 2,8 por ciento. En el caso de Alimentos aún el país viene con una agenda muy lenta en su proceso agroindustrial para agregar valor y llegar a las góndolas del mundo. En el caso de la energía, la situación es peor aún: no solo volvimos a convertirnos en importadores de energía sino que además las explotaciones de Vaca Muerta vienen como el nombre de la cuenca de producción de gas y petróleo no convencional “muerta”. Frente a un mundo que va hacia las energías renovables con intención de lograrlo hacia el 2050, Argentina realiza una explotación de estos recursos como si tuviese tiempo indefinido para hacerlo.
El cambio de la matriz de producción aggiornada al nuevo contexto de cambio global es inminente. Sin embargo, se debate la “restricción de las exportaciones a la carne”, retenciones, impuestos y regulaciones imposibles de sortear y una agenda antiproducción y antiexportación. Los políticos están desconectados de los problemas reales de la Argentina y las necesidades del mundo. El problema es que los que ganen con una idea cada vez más cerrada desconectan aún más a la Argentina de ese mundo.
Frente a un mundo que va hacia las energías renovables con intención de lograrlo hacia el 2050, Argentina realiza una explotación de estos recursos como si tuviese tiempo indefinido para hacerlo
En el período 2010-2020 las exportaciones de Argentina en servicios basados en el conocimiento crecieron 1,3% frente un promedio mundial del 5,8 por ciento. Solo Uruguay en el mismo período creció 13,7%, según Ieral. Los emprendedores exportadores de servicios han padecido a lo largo de toda esta década la brecha cambiaria, exportan un servicio en dólares y los reciben en pesos con retenciones e impuestos en el medio. Si tomamos el mismo período de tiempo el problema se ha agravado cada vez más. En 2014 las brechas entre el tipo de cambio oficial y el paralelo fueron del orden del 40 por ciento. En 2015 llegaron al 60 por ciento. Entre 2016 y 2019 logramos sortear las brechas cambiarias aunque con una devaluación fenomenal del peso argentino. En 2020 volvieron y terminaron con récord del 84 por ciento. Muy similar a la actual. Las brechas tienen un sesgo antiexportador.
El profesor austríaco Peter Druker, que justamente dedicó su vida a la gestión de las organizaciones, sistemas de información y sociedad del conocimiento, decía: “La planificación a largo plazo no es pensar en las decisiones futuras, sino el futuro de las decisiones presentes”.
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