La «nueva memoria» de Irak, a través de las notas de un laúd árabe

«Aquí, siento una emoción profunda con el público». El iraquí Nasir Shamma, estrella mundial del ud o laúd árabe, se presenta en Bagdad esta semana y enciende la pasión por la música iraquí, apagada tras cuarenta años de conflictos.

A sus casi 60 años, este artista que estudió con Munir Bashir, el desaparecido gran maestro del ud iraquí, todavía se maravilla al hablar de su instrumento y de sus acompañantes.

Toda la orquesta que actúa con él durante dos noches en el Teatro Nacional de Bagdad está compuesta únicamente de instrumentos iraquíes.

«Tienes el ud, por supuesto, pero también el santur (una especie de cítara en una mesa, ndlr). Nacieron sobre el 2000 a.C. ¡Son instrumentos históricos!», exclama Shamma en una entrevista con AFP en medio de dos ensayos en la capital iraquí.

Con un ritmo de tambores, el conjunto es a veces melancólico, otras toma celeridad siguiendo al virtuoso, cuya mano izquierda se mueve rápidamente por el mástil del laúd, mientras los dedos de la derecha bailan entre las doce cuerdas.

«Siempre siento nostalgia cuando actúo aquí, con amigos. Estudió en Bagdad durante seis años y siempre me siento muy bien cuando estoy de concierto aquí», dice este oriundo de Kut, al sureste de Irak.

– «La educación, lo primero» –

Hoy en día, para Nasir Shamma, las noches en Bagdad son más la excepción que la regla.

Exiliado en 1993 tras un periodo entre rejas con el exdictador Sadam Huseín, no volvió a su patria hasta 2012. Entretanto, el músico actualmente instalado en Berlín vivió en El Cairo y abrió Casas del Laúd Árabe por todo Oriente Medio.

Esto le granjeó una sólida comunidad de admiradores, desde Marruecos hasta Irán. Pero también le sirvió para darse cuenta de que la educación era la clave para arreglar Irak.

Como señala Unicef, «décadas de conflicto y de subinversión en Irak han destrozado lo que en el pasado fue el mejor sistema educativo de la región y han obstaculizado gravemente el acceso de los niños iraquíes a una enseñanza de calidad».

Hubo la guerra entre Irán e Irak (1980-1988), el embargo internacional de los años 1990, la invasión y la ocupación de Irak en 2003, conflictos interreligiosos entre 2006 y 2009, la ocupación de amplias porciones del país por los yihadistas del grupo Estado Islámico entre 2014 y 2017…

Con dramas humanos detrás de cada uno de estos estragos, Shamma estima que «tres o cuatro generaciones han tenido que pagar el precio» de estos conflictos.

«Actualmente, toco para ayudar al sector educativo. Mi nuevo proyecto se llama +La educación, lo primero+. Hay que ayudar a las escuelas iraquíes, llevar la música y el deporte, y tantas otras materias que han desaparecido desde la aplicación del embargo», explica el artista.

– Vuelve la cultura –

Hoy en día, la economía languidece a pesar de sus amplias reservas de petróleo. Recibir electricidad es a menudo una quimera, la corrupción es omnipresente, la pandemia sigue allí y el odio entre facciones políticas terminan a menudo en enfrentamientos armados.

El virtuoso quiere aportar su granito de arena «cambiando el alma de la gente, llegando a lo más profundo».

Aunque el esplendor de antaño quede lejos, con la estabilización del país, la cultura renace en Bagdad con ferias de literatura a orillas del Tigris, piezas teatrales, exposiciones de fotografía y conciertos de ud.

«Hay que cerrar este pasado horrible y retomar una nueva vida, crear una nueva memoria y una visión para el futuro», asegura.

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