Los “bolsos de López” de la educación

En vísperas del mes del maestro, una imagen nos conmovió. Burda, grotesca, violenta: podría haber sido un personaje de Gasalla o de Capussotto. Desafortunadamente es real y lleva 30 años en la docencia. De caricatura, nada.
El hecho se agiganta cuando vemos que el Presidente justifica y califica como “debate” la desaforada conducta de la profesora, desautorizando así al ministro de educación que, en esta ocasión, actuó con sensatez. La virtud, como eje de la acción política, es algo que nuestros gobernantes desconocen.
Esta escena es el equivalente a “Los bolsos de López”, a la “gente contando plata” en la rosadita. Todos sabían lo que pasaba, pero hizo falta una cámara oculta para mostrar lo evidente, lo que todos sabían.
En este caso, el video muestra otro robo, que se viene perpetrando hace décadas, el del futuro de varias generaciones que en lugar de educación reciben un adoctrinamiento que los convierte en rehenes ignorantes, que no pueden elegir, que deben conformarse con “esa porquería que comen gracias al Estado”, en palabras de la docente. La falacia del Estado presente, con escuelas rotas, con menos días de clase que el resto del mundo y con unos resultados vergonzozos, que tratan de no mostrar porque evaluar es estigmatizante. Todo eso defiende la señora que vemos desorbitada en pantalla; permítanme que no la llame profesora, no merece ese título.
El adoctrinamiento no es nuevo, es un arma que han esgrimido los regímenes autoritarios a lo largo de la historia, para influir en las jóvenes generaciones, anular el pensamiento crítico y generar soldados dóciles a la causa. La propaganda es parte de la misma estrategia.
En nuestro país ha estado asociado a la liturgia del peronismo desde sus inicios, como muestran los libros de texto que impusieron en su primera época, junto a la adoración de sus líderes. En los ´70 volvieron a ejercer esa política, baste recordar como muestr, la creación de la materia E.R.S.A. (Estudio de la Realidad Social Argentina), que sustituyó a la Instrucción Cívica, en la que se estudiaba la Constitución Nacional.
Después de la última gran crisis, el adoctrinamiento entró a la escuela para colonizar a casi tres generaciones que no conocieron el trabajo estable y que se han ido cayendo del sistema a pesar de la pretendida obligatoriedad de la educación secundaria. La mitad de los chicos no termina el secundario. El 60% son pobres. Rehenes de una educación que atrasa un siglo y que no los prepara para la vida. Basta ver el contenido del currículum de la educación secundaria obligatoria, de los textos escolares, de los cuadernillos que circularon por las diferentes jurisdicciones del país, para darse cuenta de lo que se viene denunciando desde hace mucho tiempo: el uso político de la historia, horadando las mentes infantiles a través del niño Samba en Paka Paka, degradando a nuestros próceres. La demonización del mérito académico. La entronización del Estado como poder absoluto, por encima de la Constitución que nos protege a todos y cada uno.
La formación de los profesores también ha atravesado este derrotero, sumado a la presencia ininterrumpida del socialismo y el marxismo en todas sus facetas en el currículum de los institutos de formación docente y la universidad, obviamente con excepciones. Todo se explica en términos de confrontación, por eso el ataque al mérito y la consagración del privilegio de ciertos grupos, en nombre de una supuesta “ampliación de derechos”, cuando les bastaría saber lo que dice el artículo 14 de la Constitución Nacional y respetarlo.
Por eso esa señora no puede responder a las preguntas de los alumnos más que en términos de agresión y confrontación. El pensamiento único no admite el disenso y la libertad es siempre peligrosa porque rompe las cadenas mentales de la ignorancia.
El adoctrinamiento a través del currículum escolar se corporiza en la proliferación de materias redundantes que sirven a ese propósito: Construcción de Ciudadanía e Identidad; Construcción de Ciudadanía y Participación; Construcción de Ciudadanía y Derecho; de tercero, cuarto y quinto año del secundario; sumados a los clásicos Formación Ética y Ciudadana en primero y segundo año. Una proliferación curricular funcional al proyecto concretado de voto juvenil a los 16 años. Cuando preguntamos por la Constitución la mayoría la desconoce, porque quienes deben dictar esas materias, no han recibido la capacitación en ese tema. Además se han habilitado incumbencias profesionales a graduados en pedagogía, ciencias de la educación, etc. Que nunca han estudiado Derecho Constitucional. Todo el mundo toca de oído y opina sin el más mínimo conocimiento. Todos hablan de democracia, pero no respetan sus reglas básicas: el respeto por las minorías, como límite a la supremacía de las mayorías; la regla de la periodicidad de los mandatos; la de la legalidad en la conducta de los funcionarios; el respeto de la división de poderes como mecanismo de control recíproco; la libertad individual y de conciencia y la igualdad ante la Ley.
La lección que nos deja este episodio se centra en dos preguntas: qué país queremos y cómo vamos a lograrlo.
La educación es la llave. Requiere de un esfuerzo sostenido que mire al futuro y que ponga los medios humanos y materiales en el presente. Hoy no hemos hablado de la escuela del futuro, de la tecnología, como casi siempre, porque sin valores no hay progreso, ni futuro.
Por eso este episodio nos llama a recuperar los valores que hicieron grande a este país, que nos llevaron al bienestar general, y a gozar de los beneficios de la libertad, a nosotros y a todos los que han querido habitar el suelo argentino.
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source https://www.infobae.com/opinion/2021/09/02/los-bolsos-de-lopez-de-la-educacion/