
OIEA niega eventual utilización de sus cámaras para ataque contra sitio nuclear iraní

El Organismo Internacional de Energía Atómica (OIEA) niega la eventual utilización de sus cámaras de vigilancia por parte de los autores de un ataque contra un sitio nuclear iraní, como lo ha sugerido Teherán, de acuerdo a un informe al que la AFP tuvo acceso este miércoles.
El director general de este organismo de la ONU, Rafael Grossi, «rechaza categóricamente la idea de que las cámaras de la Agencia hayan jugado un rol para ayudar a un tercero a lanzar un ataque contra el complejo Tesa, situado en Karaj», cerca de Teherán en junio, señala el texto.
Las autoridades iraníes han informado al OIEA que «investigan para determinar si los terroristas utilizaron» equipos del Organismo.
Irán había afirmado el 23 de junio que frustró un operativo de «sabotaje» imputado a Israel contra una instalación de la Organización de energía atómica iraní.
El OIEA se queja desde septiembre de no tener la autorización «indispensable» para acceder a este sitio, donde funciona un taller de fabricación de piezas para centrifugadoras.
Una cámara quedó destruida y otra sufrió daños severos a causa de este incidente, y el organismo quiere repararlas. Esta negativa al acceso «afecta seriamente» a su capacidad de seguimiento, se lamenta la agencia en el documento.
En este mismo informe, el OIEA además destaca un gran aumento de la cantidad de uranio altamente enriquecido producido por Irán, violando los compromisos inherentes al acuerdo internacional de 2015.
De acuerdo a estimaciones realizadas a comienzos de noviembre, Teherán aumentó su provisión de uranio enriquecido al 60% hasta 17,7 kg, contra 10 kg a fines de agosto, en tanto que al 20% de 84,3 kg pasó a 113,8 kg.
Irán supera ampliamente el límite de enriquecimiento al 3,67% establecido por el Plan de Acción Integral Conjunto (JCPOA, por sus siglas en inglés).
El 29 de noviembre se reanudarán las conversaciones sen Viena entre las potencias occidentales e Irán para intentar resucitar el acuerdo de 2015, que limitaba drásticamente el programa nuclear iraní a cambio de flexibilizar las sanciones económicas contra Teherán.
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