
Un casco de esquí adecuado puede reducir lesiones graves

Uno de los criterios más importantes al comprar un casco de esquí es que se ajuste perfectamente a la cabeza, ya que de lo contrario no proporcionará una protección adecuada.
Según la organización certificadora alemana TÜV, lo mejor es que quede bien ajustado, pero que no apriete. Un casco ofrece la protección necesaria cuando no se desliza al mover la cabeza de un lado a otro, incluso sin que la correa de la barbilla esté abrochada.
TÜV también considera importantes otros criterios como el peso, las opciones de ajuste y el control de climatización.
¿Cómo saber si el casco se ajusta adecuadamente?
Es importante poder manipular fácilmente la correa de la barbilla y los ajustes de la ventilación, incluso con guantes. Si uno usa regularmente sus propias gafas de esquí o de sol deberá llevarlas consigo al momento de comprar un casco. De este modo, podrá probar si todo encaja correctamente.
Los cascos con visera fija son una opción, especialmente para los que llevan gafas. Los colores más estridentes también pueden aumentar la seguridad.
Asimismo se puede optar por cascos que llevan la marca de certificación «Geprüfte Sicherheit» (GS) (seguridad probada), que se aplica a los productos que cumplen con todos los requisitos legales de la Ley de Seguridad de Alemania.
¿Cuándo necesito un casco nuevo de esquí?
La certificadora alemana aconseja que cuando un casco fue expuesto a un fuerte impacto debe ser sustituido inmediatamente, incluso si no se ven rastros en su parte externa. Es posible que la estructura interna haya sufrido un daño y entonces el casco pierde su efecto protector.
La organización Tüv recomienda cambiar el casco de cada tres a cinco años. El material envejece con relativa rapidez debido al uso frecuente, el frío, la humedad, el sudor y la elevada radiación ultravioleta (UV) en las montañas.
Aunque en muchas estaciones de esquí todavía no es obligatorio el uso de un casco para los adultos, Tüv hace hincapié en llevarlo siempre en las pistas.
Según la organización, una serie de estudios han demostrado que los cascos de esquí influyen en la gravedad de las lesiones en la cabeza. No solo reducen el riesgo de conmociones cerebrales y fracturas de cráneo, sino que también protegen de los cortes producidos por bordes afilados.
dpa