Antiguas casas de baño de Alepo se llenan por falta de agua caliente en Siria

Las antiguas casas de baño de Alepo, la segunda ciudad de Siria, se están llenando de nuevo pero no es por una nueva moda, sino porque los apagones convirtieron las duchas de agua caliente en un lujo.

«Generalmente usamos electricidad para calentar el agua en casa, pero la electricidad se va casi todo el tiempo», dice Mohamed Hariri en un aglomerado baño público donde esperó media hora por su turno.

«Aquí pasamos todo el tiempo que necesitamos para ducharnos», asegura  a la AFP el hombre de 31 años.

Con sus salas de vapor de mármol, fuentes hexagonales y domos distintivos, las casas de baño de Alepo sirvieron durante siglos como un centro social donde los hombres llegaban a lavarse, escuchar música e incluso comer.

Pero la escasez de agua, combustible y electricidad en Siria los convirtieron en un refugio para quienes buscan un largo baño caliente durante el invierno frío.

En Hammam al Qawwas, uno de los más de 50 baños públicos tradicionales de la Ciudad Vieja de Alepo, usan diésel y leña para encender las calderas que aportan agua caliente y vapor.

Bajo su domo, hombres cubiertos de toallas se sientan en una de sus salas, algunos cantando canciones tradicionales árabes mientras se echan agua desde una cuenca de piedra.

En una zona conjunta, un masajista usa jabón y esponjas para restregar a sus clientes acostados sobre el piso de mármol, como si no hubiera restricciones por el coronavirus.

– Negocio floreciente –

Hariri dice que visitaba los baños públicos de Alepo con su padre y tíos cuando era niño.

Ahora los visita con su hijo, no para continuar la tradición, sino porque el agua en casa no alcanza para una familia de cinco.

«En casa tienes que ducharte en cinco minutos, pero en los baños públicos puedes quedarte cinco horas», indicó.

Muchas de las estructuras fueron dañadas seriamente durante los combates entre las fuerzas del régimen y los rebeldes.

Solo unas 10 han reabierto desde que Alepo volvió a control del gobierno en 2016, según corresponsales de AFP.

Sentados en la recepción de Hammam al Qawwas, Ammar Radwan atiende las llamadas de clientes que buscan sacar una cita.

El hombre de 33 años que heredó el baño del siglo XIV de su abuelo dice que nunca pensó que el negocio se recuperaría

«Reabrimos el Hammam en 2017, después de que terminaron las batallas en Alepo, pero no esperábamos ver tanta concurrencia», dijo a la AFP mientras atendía a un cliente.

Un cliente regular es Jalal al Helou, un hombre de 53 años.

«Voy a la casa de baño al menos una vez por mes para darme una buena lavada», dijo a AFP el hombre cubierto con una toalla.

– Necesidad –

Como muchos pobladores de Alepo, Helou suele tomar baños fríos en casa.

Los apagones han llegado a extenderse por 20 horas diarias debido a la escasez de diésel.

Helou dijo que ha tenido que utilizar leña en lugar del calentador eléctrico para que su familia se pueda bañar.

«Nuestra prioridad es (el agua caliente) de los niños», aseguró.

Es la misma situación de Nader Mashlah, otro cliente del baño público.

«La última vez que tomé un baño como corresponde fue hace dos semanas», sostuvo el hombre de 58 años.

En casa «la prioridad son los niños, y si queda agua caliente, mi baño es rápido y poco satisfactorio», agregó.

Mashlah, un empleado público con seis hijos, dijo que no puede tener muchas comodidades en casa.

Pero en la casa de baños se relaja y fuma shisha frente a una gran fuente.

«Antes uno iba a la casa de baño por diversión», comentó. «Ahora es una necesidad al menos una o dos veces por mes».

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